miércoles, 26 de marzo de 2008

Suspendido de momento

Falta de tiempo. Estudios, trabajos, exámenes. Me es imposible por ahora. Ya os avisaré.
Podréis encontrarme en


Un saludo y gracias por visitarnos.
Publicado por Alberto Montero en 15:30 | 0 comentarios  
domingo, 3 de febrero de 2008

Capítulo 2: Un brote de esperanza

Dicen que la esperanza es lo último que se pierda, y más cierto me parece tal y como vivimos la reacción del grupo de amigos de Tino.

Habían pasado 3 días tras la desaparición de Tino, cuanod la Guardia Local entró en la tienda de los padres para tratar con ellos. informó que las búsquedas realizadas no fueron positivas, y los rastreos por la zona fueron nulas totalmente. Habían sido 3 días de intensa búsqueda y quizás la manera de no quererse pillar los dedos, hicieron inciso de insunuar la posible muerte de Tino, planteando como duda su posible suicidio o accidente en el agua, donde una corriente pudiera haberlo arrastrado.

Es cierto que Tino solía ir a ver el mar. Le gustaba. Su mayor pasión era pasear (a veces solo, a veces con su novia) por la playa, el muelle pesquero, y seguir un rumbo hacia la calle principal de la ciudad, una calle tremendamente grande y amplia, puesto que el centro de la misma no era una calzada, sino un surco de agua marítima que permitía a los barcos llegar a la misma plaza de Abastos. Una estructura preciosa. La calle de la Mar, era su nombre.

No sabía yo que tal amiga suya fuese novia, teniendo relación amorosa con él. No supe nada hasta que tras comentar por la ciudad el informe de la policía, corrí a encontrarme en la plaza Mayor con nuestro grupo de amigos. Teníamos el problema de no saber mucho en cuanto a vida personal e íntima de Tino, pero teníamos que hacer algo.

En la plaza estábamos los de siempre. El hermano de Tino, de nombre Mateo, era un muchacho joven, de estatura alta, un poco flaco para su edad y pelo alborotado. Físicamente tenía mucho parecido con su hermano. Se le veía dolido y triste. Hablando estaba con Rosita, su novia que hasta ese momento no supe, como ya he dicho, tal relación. Me impactó porque descubrí que Tino guardaba muchas sorpresas. Rosita era una chica morena, ojos claros y color de piel no muy oscuro.

Jaime, por otro lado, un chico pecoso, pelirrojo no muy intenso pero piel sí bastante clara, hablaba conmigo contándome lo cierto que era el rumor sobre el informe de la Guarda Local.
Tras críticas y demás, Rosita alzó la voz, dirigiéndose a todos impetuosamente:

- Tengo el presentimiento de que volveremos a verlo. Segurísimo. Mirad, dejó una nota. Todos lo vimos, seguro que era una pista, últimamente estaba jugando conmigo a las adivinanzas, me da que pensar, pero los nervios no me dejan ni hacerlo...

Fue entonces cuando, nos contó que el día anterior a la desaparición, él se le declaró y le pidió su amor, y ella, que estaba enamorada de él, dijo un sí rotundo. Pasearon toda la noche y se sentaron a ver las estrellas en una gran piedra oscura en una de las paredes del muelle, un sitio misterioso donde nunca había estado. Quién sabe si los mismos pescadores lo sabían.

Aquello, fue la fuente de esperanza que nos iluminó. Todos coincidimos y pensamos tomar cartas en el asunto. No podíamos darlo por perdido, no. A nuestro amigo no.

- Rosita... ¿puedes llevarnos a ese lugar donde estuviste con él? Quizás encontremos algo.
Publicado por Alberto Montero en 14:30 | 2 comentarios  
domingo, 27 de enero de 2008

Capítulo 1: Un viaje a ninguna parte.

En el día a día uno tiene una mentalidad que es imposible de cambiar. Son muchos aquellos los cuentos que leemos de pequeños, son muchas las historias que se inventan los escritores y que, más tarde, reproducirán directores de cine en la gran pantalla.

Mi nombre, no importa. Sólo estoy aquí porque voy a contaros algo. Voy a contaros lo que le pasó a un amigo mío. Y no hay historia más cierta que esta. Supongo que Tino, mi mejor amigo, nunca pensó, ni jamás se imaginó que le iba a pasar lo que le pasó aquel día...


Mi amigo Tino era un tipo corriente. Aquel que pasaba por desapercibido en cualquier sitio, aquel que le gustaba estar callado, atento y pensativo. Sobre su vida, los que lo conocen saben poco, para eso no era muy hablador. Sólo se animaba a hablar con todos para debatir y hablar de cualquier tema, sobre todo, para mostrar su mayor pasión: contar historias.

Sí, era un amante de las historias, y no contaba historias leídas ni escuchadas, no, contaba historias creadas por él, tenía una gran imaginación, y es por eso que siempre se llevaba muy bien con todos los jóvenes y niños pequeños de la ciudad, le encantaba ir por las plazoletas los fines de semana para divertir a los pequeños con sus historias. Un día, no apareció en la plaza Mayor. Tampoco en la de su barrio, ni en ninguna otra plazoleta de la ciudad. Los que le conocían no lo vieron ese día por ningún lugar de tertulias, ni en su casa daba señales de estancia. Desde ese día, nadie sabe nada de él.

Por otro lado, era un chaval demasiado inteligente. Sacaba de muchos líos a los que le rodeaban y conseguía hacer cálculos increíbles.

A sus 20 años, él trabajaba con su padre por las mañanas en la tienda de la familia. Estaba en excelente forma física e incluso se hablaba con una pequeña amiga. Nadie supo qué fué de él.

Sólo encontraron, a los 2 días de su desaparición, una nota bajo la almohada de su cama. Se trataba de una pequeña nota metida en un sobre pequeño. Su madre la encontró, sin imaginarse cómo no haberla podido ver antes...

Todos los seres que añoraban a Tino, pudieron ver lo que, con su letra, estaba escrito en esa nota:


"Perdonad que me vaya sin avisar. Me voy a ninguna parte.
Nos veremos cuando la luna se meta en el sol"


El misterio que guardaba su nota era la gran pregunta para toda una ciudad que se enterneció ante la desaparición de Tino.
Publicado por Alberto Montero en 12:09 | 1 comentarios  

Listado de Capítulos

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Recordad que cada domingo, un nuevo capítulo.

Listado de Capítulos

  1. Un viaje a ninguna parte
  2. Un brote de esperanza
Publicado por Alberto Montero en 11:55 | 0 comentarios  

Bienvenidos

Bienvenidos a esta obra.

Detrás del último no va nadie es una historia en la que el pasado, el presente y el futuro nos depararán tantas sorpresas que tras una serie de pistas, quién sabe qué misterios ocurrirán en una tranquila ciudad del sur de España, allá por el siglo XVI, una ciudad que ninguna persona recuerda... bueno, tal vez una sí.

Una historia de intriga, emoción, enigmas y misterios, creada por Alberto Montero.
Publicado por Alberto Montero en 11:17 | 0 comentarios  
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